CAPITULO II
LA COMUNICACIÓN: UN MODELO SIMPLIFICADO DE DEFINICIÓN. ELEMENTOS DEL PROCESO(*)
2.1. ¿Es posible definir la Comunicación?
La historia de las comunicaciones humanas no se reduce a la historia de una técnica, aportadera de mayores comodidades con menor esfuerzo. El fenómeno "comunicación" —abultado en este siglo por el progreso científico— guarda profundas y esenciales relaciones extra-tecnológicas con la sociología, la cultura, la política, el poder, la economía, la psicología individual y social, los códigos y formas expresivas, el derecho, y, en general, con todas las ciencias y disciplinas antropológicas. La Comunicación no debe comprenderse, pues, por el simple hecho de que el teléfono y las computadoras, la gran industria radioeléctrica o • las comunicaciones espaciales, hayan "creado" un problema de comunicaciones antes inexistente, sino porque el avance tecnológico y la universal difusión cuantitativa de los medios han problematizado, creado inmensos privilegios y otorgado nuevas dimensiones a una función permanente, esencial e inherente a la naturaleza humana: la de comunicarse con sus semejantes. (Una función a la que debería garantizarse además igualdad de acceso y participación para todos, cuando en realidad sólo poquísimos privilegiados disfrutan hoy el "derecho de expresarse libremente por todos los medios" con-sagrado por muchas constituciones y por la Declaración Universal de Derechos Humanos).
El que el problema sea ahora urgente —social y políticamente— no significa que no haya existido antes. La novedad, si acaso, consiste en que el principio de autoridad, antes ejercido por instituciones tradicionales (familia, iglesias, partidos, hombres carismáticos, etc.) es ejercido ahora, cada vez más, por las élites del poder comunicacional, muchas veces sin investiduras ni controles suficientes. Cualquier locutor semiculto puede crear hoy más opinión que muchos líderes políticos, sabios o expertos, lo que constituye una de las peores perversiones culturales y políticas, ejercidas en nombre de una libertad de empresa que tiende a acaparar para sí la verdadera libertad de expresión.
Se exige un cierto esfuerzo de abstracción definitoria para tratar de comprender lo que la comunicación es, y los elementos esenciales que intervienen en su proceso, sea cual fuere la época, el grado de desarrollo o la condición social en que se ejerce. Esto no significa olvidar los aspectos históricos, sociopolíticos, técnicos o económicos del problema, mas para intentar una verdadera definición de Comunicación, deben omitirse temporalmente sus aspectos cambiantes en el tiempo, para centrarnos en lo que hay en ella de universal y necesario. En una palabra, han de apresarse los rasgos comunes, esenciales y distintivos presentes en todo proceso de comunicación, trátese del tam-tam o del sonar, de las señales de humo o de la televisión, de las primitivas onomatopeyas o de la poesía surrealista, del jeroglífico o del más sofisticado código de comunicación espacial, de la mímica interpersonal o de la industria cultural de masas. Sólo abstrayendo y aislando tales rasgos comunes, sin los cuales un fenómeno no es de Comunicación ni pueden establecerse procesos de Comunicación, puede alcanzarse una definición que aumentará luego en forma relevante la capacidad de comprender, de justipreciar y de transformar, si tal es el caso, los fenómenos comunicacionales como ellos se dan realmente, dentro de concretos contextos hitóricos, políticosociales, técnicos y económicos. A pesar de las dificultades que comporta toda abstracción —y de otras que irán surgiendo— una definición de "Comunicación" es posible.
2.2. Necesidad de definir "Comunicación" y no "Medios de Comunicación". Distinción entre aparato e instrumento, canal natural y canal artificial. Sólo hay comunicación humana
Omitamos (o pongamos mentalmente "entre paréntesis", como diría la filosofía fenomenológica), toda referencia histórica, social o técnica de las comunicaciones. Reduzcamos el fenómeno de la comunicación a su esquema más simple, esto es, a:
EMISOR -> MEDIO DE COMUNICACIÓN -> PERCEPTOR
El anterior es un esquema aún muy incompleto (que perfeccionaremos más adelante, definiendo cada uno de sus términos), pero que ahora interesa en esa forma simplificada para obviar un error muy generalizado que afecta el factor intermedio, o sea los Medios de Comunicación.
Respecto de los medios o canales artificiales (teléfono, prensa, radio, teletipo, cine, televisión, etc.) debe aclararse en efecto un aspecto importante, por la razón siguiente. Una buena parte de la literatura científica y de manual sobre Comunicaciones concede excesiva importancia a los Medios en sí, cayendo de alguna manera en el error previamente señalado: creer que el desarrollo tecnológico de los modernos medios de comunicación es el factor desencadenante de un problema de comunicaciones antes inexistentes. Esta posición teórica es incorrecta. Las nuevas tecnologías sólo han expandido una función, la de comunicarse, que es esencial, permanente e inherente a la naturaleza social del hombre. Los nuevos medios (o "medía" como se dice a la latina en expresiones de tipo "mass media"), sólo han venido a ampliar una capacidad preexistente y a facilitar una función esencial, no a engendrarla. Por lo tanto (y sin desconocer que existe una problemática relativa sobre todo al uso y posesión de los modernos medios), el problema esencial sigue siendo el de la comunicación interhumana, y no el de los medios o de su desarrollo. Lo que debe definirse en propiedad es el proceso de la comunicación (o como diremos más adelante, la relación de comunicación), y no tanto la función de canal, transportador o vehículo de los mensajes encargada al medio. El medio no es la comunicación (el medio ni siquiera es el mensaje); sólo desempeña una importante, específica y limitada función dentro de la relación de comunicación .
Esta afirmación queda aclarada utilizando la distinción entre aparato e instrumento.
Aparato es todo artefacto que amplía, facilita, perfecciona, aumenta, afina y en suma extiende una preexistente capacidad natural del hombre.
Instrumento es todo artefacto que permite conocer, detectar, medir, utilizar hechos y datos que escapan a la capacidad natural de conocimiento humano.
La pesa, el microscopio, la grúa, el altavoz, el teléfono, el cañón, la radio, la calculadora, el reloj e innumerables otros artefactos —por sofisticados y complejos que ellos sean— son todos ellos aparatos, porque extienden una preexistente capacidad humana de sopesar, ver, experimentar calor, levantar pesas, hablar y comunicarse, arrojar objetos, contar, medir el tiempo etc.; y esta afirmación es válida .aún en el caso (harto frecuente), de que en la fabricación o empleo de tales aparatos se haga necesario el recurso a refinados instrumentos.
En cambio, el voltímetro, un oscilador, un generador o medidor de rayos infrarrojos o ultravioleta, el avión, un lector o utilizador de microondas, un separador de sales y ácidos, etc., son instrumentos,, por ofrecer al conocimiento y a la praxis humanos datos, hechos y posibilidades para cuyo conocimiento y empleo la naturaleza humana no estaba previamente dotada.
Asumidas las anteriores definiciones, no cabe duda de que todos los medios de comunicación, antiguos y modernos, inventados o por inventarse, son esencialmente aparatos —por instrumentalizados que ellos sean— pues están destinados a extender la previa capacidad humana de hablar y escuchar, ver y dejarse ver, oír y ser oídos, expresarse y comprender. Los medios actuales, muy complejos y sofisticados, ejercen una seudofascinación tecnológica que pareciera obligar a estudiarlos en sí y por sí, como algo dotado de leyes propias a las que sólo cabría someterse, cuando en realidad no son más que aparatos amplificadores de capacidades sensoriales, cuya aplicación mecánica debería dejar en pie los principios milenarios del diálogo y de la "paideia", del respeto al interlocutor y del derecho de réplica inherentes al dialogar.
El discurso sobre la tecnología de las comunicaciones es si acaso de otra naturaleza económico-política, y desde luego es un discurso vital para el destino de la democracia y de las libertades individuales y sociales. Los costos de infraestructura en medios masivos son hoy tan elevados, que de hecho pocos oligopolios privados o públicos terminan por concentrar sobre sí todo el poder comunicacional, medíante concentración del poder de trasmisión. Son precisamente tales poderes, en última instancia, los interesados en propalar la especie de supuestas y metafísicas "leyes propias" e inviolables de los medios, cuando en realidad éstos son simples transportadores de mensajes positivos o negativos, alienantes o liberadores, informadores o distorsionantes.
En suma: insistir demasiado en "medios" es una forma de encubrir el problema de los "contenidos"; decir que su simple presencia engendra fatalmente ciertos resultados (prescindiendo del mensaje) es tratar de esconder el realísimo problema de su USO y de sus responsables. La gigantesca industria comunicacional de nuestro tiempo ha tenido un crecimiento tan explosivo e irrefrenable, que en muchísimos países de la tierra (sobre todo en el tercer mundo y en los territorios ex-coloniales), tal crecimiento ha irrumpido dentro de sociedades impreparadas para adaptar los nuevos medios a sus respectivos patrones culturales, para darse legislaciones adecuadas en defensa de los perceptores, para utilizar la tecnología de las comunicaciones al servicio de sus necesidades prioritarias. Patrones comerciales o autoritarios de uso han terminado por imponerse en un vacío jurídico, político y cultural, o en connivencia con poderes políticos inconscientes de la vocación de servicio público inherente a los medios, sobre todo radioeléctricos. El problema del uso y controles de la comunicación social han alcanzado hoy una dimensión internacional. Fenómenos tan macroscópicos (citamos al azar) como el de una televisión latinoamericana que difunde 240.000 horas anuales de medio-metrajes importados, o sea el 45 por ciento de su emisión total; de un número limitadísimo de agencias transnacionales de noticias, sin fuero legal ante el que responder, que controlan prácticamente la difusión de información noticiosa en el mundo entero; la inaplicabilidad del derecho internacional de réplica y de un derecho internacional de comunicación, la reducción al mínimo de la participación popular, plantean necesariamente la pregunta de quiénes son los contralores del poder comunicacional, qué investidura los asiste, cómo salvaguardar un equilibrio de fuerzas en las opiniones públicas, y otras similares. La nueva tecnología de los medios —dicho sea una vez por todas— sí ha planteado a la humanidad de nuestros días enormes problemas otrora latentes, y no precisamente de tipo técnico y estético, sino político y social. Estos problemas —que sólo señalamos aquí tangencialmente— no representan "fatalidades"; algún valor deben conservar las viejas formas comprensivas y solutorias acumuladas por la humana sabiduría. Si Comunicación es Poder, ella deberá recibir a nivel político el tratamiento reservado por esa ciencia a todas las encarnaciones, viejas y nuevas, del poder.
El que la presencia de los medios —como simples aparatos amplificadores y transportadores— no deba predominar en una definición de Comunicación, tiene además una segunda explicación: todo medio es un canal artificial transportador de mensajes en código, pero al comienzo y al término de todo proceso de comunicación humana hay siempre un canal natural de codificación y descodificación del mensaje. (Quedan naturalmente excluidos de este axioma los casos excepcionales o patológicos de emisión o captación extrasensorial de mensajes; telepatía y similares). Este hecho ratifica la función subordinada del aparato artificial en el proceso humano de comunicación.
Por CANAL entendemos cualquier proceso conductual, físico, químico, o hertziano utilizado como soporte para transportar mensajes de cualquier naturaleza debidamente codificados.
Por CANAL NATURAL entendemos los órganos eferentes-aferentes de la sensibilidad (vista, oído, habla, tacto), que siempre ocupan la posición inicial y final en el envío y recepción de un mensaje o proceso comunicativo.
Por CANAL ARTIFICIAL entendemos cualquier aparato capaz de codificar, transportar y descodificar un mensaje por sistemas no naturales de codificación. Dos ejemplos concretos ayudarán a comprender la diferencia:
1°) Uso de códigos y canales naturales: en el diálogo de persona a persona, los interlocutores codifican su pensamiento en un código natural llamado "idioma", lo confían al canal natural eferente llamado "habla", el cual, transportado por el éter en forma de ondas de sonido, llega a un órgano aferente llamado "oído"; el cerebro del oyente descodifica los sonidos del habla del idioma del interlocutor, y "comprende" la idea o concepto que le ha sido comunicado. Sólo ha habido intervención de canales naturales.
2°) Uso de códigos y canales naturales-artificiales: en una transmisión de televisión, existe un hecho conductual-audiovisual inicial captable directamente por la vista y el oído, pero que debe ser enviado a distancia a perceptores ausentes. En el tubo de la cámara en el estudio, la imagen captada por un sistema óptico tradicional pasa a una rejilla metálica electrizada, donde es "leída" por el llamado "pincel electrónico" unas veinte veces por segundo y sobre cientos de líneas horizontales (cada línea se compone a su vez de puntos de gris, si se trata de blanco y negro); modulada por el equipo transmisor para que pueda ser transportada por una onda hertziana de cierta longitud, emitida del estudio a la planta transmisora propiamente dicha, de aquí transportada de relevo en relevo por torres de microonda (o por satélite), recibida por una antena doméstica e introducida al aparato receptor, donde se produce el fenómeno inverso o de des-codificación: el "pincel electrónico" reconstruye sobre nuestras pantallas las imágenes previamente descompuestas para que fueran "transportables" por el canal o soporte de la onda hertziana. Aquí termina la intervención del canal artificial; de allí en adelante, el proceso final y más importante de descodificación-comprensión es realizado una vez más por los canales naturales de la vista y el oído (lectura e interpretación de imagen y sonido). El canal artificial sólo ha facilitado el transporte a distancia entre dos canales naturales.
Esto nos permite fijar de una vez algunos criterios esenciales:
A) En un proceso de comunicación humana pueden mediar varios canales artificiales, pero siempre hay un canal natural inicial generando el mensaje y otro canal natural actuando de receptor y descodificador final;
B) En ausencia de canales naturales y de un proceso final de comprensión mental (por ejemplo, en el envío de mensajes e informaciones entre máquinas) no se puede hablar de proceso o de relación de comunicación propiamente dicha;
C) El término COMUNICACIÓN debe reservarse a la interrelación humana, al intercambio de mensajes entre hombres, sean cuales fueren los aparatos intermediarios utilizados para facilitar la interrelación a distancia.
La conclusión general derivable de lo anterior es la siguiente: no puede aceptarse un predominio del concepto de "medio" en la definición de "comunicación", 1º) Porque todo medio es un simple aparato, esto es, la extensión de una preexistente y más genérica capacidad humana de comunicarse; 2º) porque por medio se entiende comúnmente el "canal artificial" o artefacto transportador de mensajes especialmente codificados; pero rio hay comunicación humana que pueda prescindir del uso de canales naturales al comienzo y al término del proceso.
El ingente progreso en tecnología de los medios, con todos los beneficios y las transformaciones que ha aportado, no ha venido a alterar la esencia del fenómeno "comunicación humana". El pregón y el perifoneado^ el heraldo y el "cunero", el teatro de carpa ambulante y la telenovela, las señales de humo y el radar, pertenecen al mismo género de la "comunicación humana", variando el medio de transporte, la codificación intermedia y el alcance del mensaje. Lo esencial a comprender sigue siendo la comunicación misma y su contenido o mensaje, y no el medio por el que ella circula.
2.3. Esencialidad de la Comunicación. Interdependencia de Comunicación y Comunidad.— La Comunicación forma básica y categorial de la Relación.
Evitando en esa forma un error bastante común —como es el de asimilar una función esencial con su apara-taje circunstancial, la comunicación con sus medios— un segundo esfuerzo de abstracción permite comprender en su más profundo sentido la siguiente aseveración:
— La posibilidad de comunicarse es inherente a la formación de toda estructura social, y no un subproducto posterior a ésta. Siendo así (la comunicación como factor esencial de sociabilidad), toda modificación o control de las comunicaciones revierte en una modificación o control de la sociedad.
La comprensión de lo precedente se dificulta por el hecho de que exige cosechar un lugar común del pensamiento sociológico: aquél según el cual todas las formas culturales y de comunicación serían la "superestructura" posterior y adventicia de una "estructura" social previamente configurada sobre bases biológicas, económicas o de otra naturaleza. Según este error (al que no supo escapar ni el marxismo, florecido en época positivista), primero se daría la estructura social y luego —por procesos de sucesivo refinamiento— todas las formas de la cultura y de la comunicación, las cuales comenzarían a interactuar dialécticamente y de manera poco clara con la estructura de base. Es decir, la previa estructura social sería la condición sin e qua non para la formación posterior de los procesos comunicacionales. Afirmamos, por el contrario, que la comunicación aparece en el instante mismo en que la estructura social comienza a configurarse, justo como su esencial ingrediente estructural, y que donde no hay comunicación no puede formarse ninguna estructura social.
La primera antropología filosófica y la primera filosofía social de que tenemos noticia —Protágoras, el gran Demócrito, Platón, Diodoro Sículo, Polibio y otros—, al buscar una definición genética de ese misterioso fenómeno que es la convivencia humana (problema central de todas las ciencias políticas), ya habían reconocido unánimemente que la condición primaria, esencial y sine qua non de la convivencia era la "invención" y uso de un lenguaje, es decir, un fenómeno de comunicación.
Para defender una tesis que no carece, pues, de antecedentes históricos {la comunicación generadora de sociabilidad, y no a la inversa), bastará una reducción al absurdo .
Imaginemos nosotros también —como lo han hecho tantos escritores— una variación al tema de Robinson Crusoe de Defoe (que a su vez es una variación al milenario tema del náufrago: Noé, Ulises, Eneas, Gulliver, etc.). Imaginemos una isla llena de Robinsones, quienes por un extraño maleficio estuvieran en la más absoluta incapacidad de comunicarse. Ellos cohabitarían o coexistirían (proximidad en el espacio y en el tiempo), pero evidentemente no convivirían. Estarían "próximos", más no serán "prójimos". Un observador que los mirara desde un helicóptero pensaría seguramente que en la isla vive una sociedad de hombres, pero la inferencia sería del todo absurda, pues la incapacidad de saber-uno-del-otro y de comunicarse, impediría la formación de cualquier micro-estructura social. Entes incomunicados —aún en grupo— no pueden constituir formas sociales. Para que el hombre alcance su condición de "animal político" (esto es, de ser conviviente en una "polis" o ciudad), el requisito es que se ponga en acto o en práctica su virtualidad comunicativa, o posibilidad de saber-del-otro y de hacer saber de él.
El latín y los idiomas romances han conservado, afortunadamente, el especial significado de un término griego (el de Koinoonía) que significa a la vez COMUNICACIÓN y COMUNIDAD. También en castellano el radical COMÚN es compartido por los términos COMUNicación y COMUNidad. Ello indica a nivel etimológico la estrecha inherencia siempre establecida entre "comunicarse" y "estar en comunidad", que no ofrece mayores dificultades a la comprensión, por formar parte de nuestro bagaje lingüístico-conceptual. Se "está en comunidad" porque "se pone algo en común" a través de la "comunicación". Lo que debe fijarse con claridad es la idea de que "poner en común" derechos y deberes, bienes y servicios, creencias y formas de vida (todo lo que constituye la esencia de la convivencia, de la comunidad y la sociabilidad humanas), pasa por la capacidad previa de comunicarse, y depende del modo, forma y condiciones de dicha comunicación.
La Comunicación no es, pues, un epifenómeno agregado y sucesivo a la convivencia, sino un factum realmente esencial, intrínseco a la esencia misma del hombre como animal social, resultando poco pertinente, ingenuo o ideológicamente mal intencionado reducirla a un discurso de comprensión de los medios.
La segunda parte de la aseveración que comentamos afirma que: "Siendo así, toda modificación o control de la comunicación revierte en una modificación o control de la sociedad". Asumida por verdadera la anterior pro->osíción básica, no subsisten dificultades en aceptar por lógicamente válida tal inferencia. Sin embargo, ésta es una de las consecuencias más cargadas de sentido para el hombre contemporáneo, más repletas de valor político, más reveladoras de una necesidad de renovación en muchos sectores de Ja comunicación social. Sí el fenómeno "co-municación" no puede estar ausente en la génesis de toda estructura social;
1º) Toda estructura social será el reflejo del sistema de comunicaciones en ella existente, de sus cierres y aperturas, de su permisividad o controles, de su desarrollo o subdesarrollo;
2°) Toda estructura social será mantenida en su statu quo o conducida a rápidos procesos evolutivos, de acuerdo con los intereses predominantes en la élite que detenta el poder comunicacional. El control comunicacional es la forma más eficaz y eficiente del control social.
Todo Jo anterior puede enunciarse en un más apropiado lenguaje filosófico-social, afirmando que:
La comunicación es una categoría básica de la Relación y como tal es un concepto que define uno de los modos universales del estar-con-otro, esencialmente a nivel antropológico. (Véase infra Cap. III).
Conviene sin embargo adelantar aquí algunos conceptos básicos a ese respecto.
La doctrina moderna que (después de Aristóteles) más ha elaborado los conceptos de Comunicación y Relación, es la de Kant. Según Kant, la capacidad humana de re-presentarse y entender la realidad no es infinita. Está limitada por lo que nosotros podemos aportar de sensibilidad y entendimiento, y que consiste en un número reducido de formas o moldes comprensivos que constituyen la contribución a priori del yo cognoscente, fuera de los cuales sólo se dan ideas erráticas, sin sustento. Dichas formas necesarias son exactamente catorce: dos "Formas a priori de la Sensibilidad" (Espacio y Tiempo), y doce "Categorías", que son las formas supremas del entendimiento o los conceptos supremos (géneros de todas las otras especies de conceptos que de ellos pueden derivarse) y más allá de los cuales no puede haber otros aún más genéricos y universales.
Las doce categorías o conceptos supremos del entendimiento (o sea, las doce maneras más generales que tiene el entendimiento humano de conocer la realidad), son divididas por Kant en cuatro grupos de tres cada una: de la Cantidad, de la Cualidad, de la Relación y de la Modalidad. Esto quiere decir, por de pronto, que el entendimiento humano, cada vez que se representa sensiblemente una cosa, la "ubica" primero en las formas del Espacio y del Tiempo, y luego no puede representársela sino bajo forma de cantidad, calidad, relación o modalidad. Retengamos tan solo el grupo de categorías de Relación ,
La Relación ha sido concebida siempre como la manera más general que tiene la mente de conocer (de allí la casi imposibilidad de definirla): un conocimiento discursivo y dialéctico (que pasa de un objeto a otro), en el cual cosas diversas son concebidas en forma relacionada, como pudiendo ser pensadas de manera unitaria y sintética por alguna vinculación aparente entre sí. ¿Cuáles son las clases supremas de vinculación objetiva entre objetos? Kant define las tres grandes categorías de relación así:
INHERENCIA Como sustancia y accidente (es inherente a algo una determinación que no subsiste sino en virtud de ese algo: por ej. el color inherente a la flor).
CAUSALIDAD: Relación de causa a efecto (algo que sucede está relacionado con algo por ser producto de ese algo de lo cual resulta).
COMUNIDAD: Acción recíproca entre agente y paciente (fundamento de la comunidad universal de las cosas). Las formas supremas de pensar la Relación son, pues, la estricta inherencia de una cosa en otra (la solidez es inherente a ciertos metales), la causalidad o producción de algo por algo (el movimiento de los cuerpos celestes responde a la ley de gravedad), y la comunidad o la auténtica relación entre iguales, ambos agentes-pacientes. Por tratarse de verdaderas categorías, de conceptos supremos del entendimiento, ellas son de aplicación universal. Intentemos su aplicación a la relación humana o social. ¿Cuál de ellas expresará la relación de comunicación? No cabe duda de que será la tercera (ya hemos señalado el fuerte parentesco entre comunidad y comunicación); y la definición kantiana "acción recíproca entre agente y paciente" es aún hoy tan perfecta y válida, que con ella podemos formular una cuarta aproximación a la definición de Comunicación que buscamos:
Sólo hay verdadera Comunicación en caso de autentica acción recíproca entre agente y paciente, en que cada interlocutor habla y es escuchado, recibe y emite en condiciones de igualdad (dialéctica del "diálogo").
Si la comunicación es el fundamento de la comunidad, y esta última una de las categorías o conceptos supremos de la relación, en lo sucesivo resultará más apropiado referirse al "proceso de comunicación" en términos de "relación de comunicación".
2.4. Las relaciones que utilizan "Medios de Comunicación" no son todas relaciones de Comunicación. Distinción entre "Informar" y "Comunicar". Definición de Comunicación
De las innumerables formas, códigos y medios de comunicación entre los hombres: de la mímica al jeroglífico, de la obra de arte al lenguaje culto, de la señalética del boy-scout a la simbología matemática, del tambor al satélite, de la fotografía a la televisión, no todos facilitan una auténtica relación de comunicación en el sentido señalado anteriormente.
La relación de comunicación soberana y por excelencia es el DIALOGO; no el seudo-diálogo entre un padre autoritario y el hijo, el verdugo y la víctima, un anunciante de productos y el consumidor, un jefe de Estado y los periodistas en rueda de prensa oficial, sino el verdadero diálogo Ínter pares, en plena libertad, sin pre-varicaciones ocultas o evidentes ni argumentos prohibidos, entre interlocutores no programados para respuestas estandardizadas, dispuestos a alcanzar dialécticamente una verdad superior a la de sus respectivos puntos de vista iniciales y en condiciones públicas o privadas elegidas sin coacciones. Sólo en el auténtico diálogo, políticamente hablando, se dan por ejemplo las condiciones de una verdadera democracia (lo medular de un régimen verdaderamente democrático reside en el mantenimiento de un puro diálogo entre el Poder y una Opinión Pública libre, no contaminada por condicionamientos, coacciones, compulsiones o lavados de cerebros previos).
Debe comprenderse con toda claridad que por razones técnicas y de uso político-económico, muchos "medios de. comunicación" modernos impiden de hecho una auténtica "acción recíproca entre agente y paciente". Si el teléfono sólo resta al diálogo la presencia gestual del interlocutor y algo de la calidad acústica de los mensajes (siempre y cuando no esté bajo control), la Radío y la Televisión, en cambio, funcionan de hecho como diodos, esto es, como aquellos elementos electrónicos que sólo permiten el paso de los electrones en un solo sentido, y no a Ja inversa. Radio y TV son "interlocuctores" en un "diálogo" espurio en que sólo habla quien controla los medios", a una masa de "interlocutores" mudos que sólo reciben mensajes, sin contrarréplica. ¿Qué clase de "relación de comunicación" establecen, pues, la Radio y la TV? ¿Es ella auténtica "relación de comunicación", o no será más bien una relación degradada a "relación de causalidad" con los contralores de los medios actuando como causantes de efectos que desean suscitar en el perceptor? ¿Podemos llamarlos propiamente "medios de comunicación", o no deberemos acudir a fórmulas como "medio de información" o "medios de difusión" cada vez que la "relación de comunidad" degrada hacia una "relación de causalidad"? En tales casos, ¿el "mensaje" como trozo de diálogo, no quedará a su vez degradado a mera "información ordenadora o "alocución", forma de decir dando órdenes?
Esto suscita el problema de la gran ambigüedad y confusión en el uso de términos como "comunicación" e "información" que intentaremos despejar de la manera siguiente:
Es indudable que, tanto en el caso de la comunicación como de la información, existe un elemento común, que es un proceso de envío de mensajes. Mas para nosotros, Relación de comunicación sólo es aquella que —prescindiendo del medio o aparato empleado para facilitarla— comporta el uso de canales naturales en las jases extremas de envío-recepción, un proceso de elaboración y comprensión mental del mensaje enviado-recibido, la producción de efectos de convivencia, y una situación de auténtica acción recíproca entre agente y paciente (entre transmisor-receptor de mensajes o interlocutores).
Compárese esta enumeración de elementos que inter-vienen en la Comunicación auténtica, con el caso diametralmente opuesto —pero frecuentísimo en la realidad tecnológica actual— de un envío de mensajes entre máquinas. (Por ejemplo, entre el termostato y el elemento calefactor del calentador de agua casero; entre un ordenador electrónico y una máquina-utensilio; entre un satélite en órbita y los aparatos terrestres de control). A todo esto también se le llama "sistema de comunicación" con mucha impropiedad, por cuanto no cumplen ninguno de los requisitos de la descripción anterior. En realidad, lo masa de información publicitaria), niegan de raíz el diálogo y la comunicación: tienden a ser informaciones-orden para perceptores precondicionados, destinados a desencadenar respuestas de tipo consumista, que sólo benefician al emisor, a sus mandantes o a los "programadores" de la llamada "comunicación social".
Con todo lo anterior, puede construirse una definición de "Relación de Comunicación". Sabemos que:
a) Todos los conceptos sociales son conceptos relaciónales por definición;
b) Los conceptos o categorías relaciónales, aplicados al objeto social, dan como resultado la elección de la categoría de "comunidad" como la que más se adapta a definir "comunicación"; tanto por la definición misma como por la inherencia entre comunidad y comunicación;
c) El término "comunicación" debe reservarse al intercambio de mensajes a nivel antropológico entre "agentes" y "pacientes" humanos en acción auténticamente recíproca o dialogal, que incluye la elaboración y comprensión mental del mensaje, el cual fluye al comienzo y al final del circuito por canales naturales eferentes-aferentes, y que ejercen influencia en las formas y modos de convivencia de los interlocutores.
d) La "Información" es igualmente un proceso de emisión de mensajes, pero guarda más bien afinidad con la categoría relacional de la "causalidad"; ciertas relaciones humanas virtualmente comunicacionales degeneran en relación informativa o epitáctica, por dificultades de "retorno de mensaje" propias del canal utilizado, o por controles unilaterales de los medios comunicantes.
Por lo tanto, la Comunicación o la relación de comunicación en estado puro puede definirse en los siguientes términos:
COMUNICACIÓN es la relación comunitaria humana consistente en la emisión-recepción de mensajes entre interlocutores en estado de total reciprocidad, siendo por ello un factor esencial de convivencia y un elemento que aquí se produce es un envío o incluso un intercambio de meras informaciones entre receptores mecánicos programados para recibirlas y "responder" de acuerdo a un "software" o programa preestablecido. El mensaje que aquí circula es inforrnación-orden, o información epitáctica. Cuando el termómetro del calentador mide 60 ó 30 grados de temperatura en el agua e "informa" el termostato de su medición, en realidad le está "ordenando" cumplir con el programa para el que fue predispuesto: desconectar el flujo de energía cada vez que el agua alcanza 60°, o cerrar otra vez el circuito cuando baja a 30°
Por INFORMACIÓN debe entenderse todo proceso de envío unidireccional o bidireccional de información-orden a receptores predispuestos para una descodifícación-interpretación excluyente, y para desencadenar respuestas preprogramadas. Un doble flujo de informaciones no es aún comunicación. La respuesta del receptor es siempre mecánica y matemáticamente preestablecida, y no producto de un proceso de comprensión mental que elige entre infinitas alternativas y matices comprensivos. No hay "diálogo" entre máquinas. Esta jerga alusiva y metafórica hoy tan empleada, sólo es fruto de una ciencia-ficción dislocada, fundada en falsas analogías y en malabarismos verbales. Las máquinas se informan, no se comunican. Toda información mecánica es ordenadora y cibernética o de pilotaje. En el nivel biológico, mucho más cercano de lo mecánico que de lo espiritual, la situación es análoga. La información hereditaria almacenada en las espirales de ácido desoxirribonucleico es eso mismo, una información codificada, almacenada y transmitida por mecanismos biológicos, destinada a surtir efectos ordenadores.
Queda en pie una constatación lateral pero socialmente importante: por su USO actual muchos "medios de comunicación" responden más bien a nuestra definición de "información". Parecen negar los postulados de la "comunidad" para adherirse a la definición de "causalidad". Muchos mensajes (piénsese por ejemplo en la enorme determinante de las formas que asume la sociabilidad del hombre.
2.5. Elementos del proceso de Comunicación
Ahora, en Jugar de ir construyendo una definición como se hizo en la sección anterior (lo que una cosa no es —lo que debe incluir— la definición), procederemos a la inversa: diseñaremos el modelo del proceso de comunicación para luego explicarlo y definirlo en cada una de sus partes y problemas.
Volvemos a la expresión proceso de comunicación en lugar de "Relaciones de Comunicación" por una razón evidente. Es la relación en sí la que debe ser definida (independientemente de sus fases o elementos); pero nuestra relación se manifiesta siempre en un desarrollo temporal o diacrónico (por etapas sucesivas y no simultáneas o sincrónicas), motivo por el cual, una vez definida, resulta procedente describirla en sus fases o elementos constitutivos como un proceso, esto es, como fenómeno descomponible en etapas más o menos regulares y secuenciales, la aparición de una de las cuales puede revelar que estamos en presencia del fenómeno analizado
Para ello utilizaremos un modelo dinámico de proceso de comunicación con uso de canales artificiales, que nos permita definir cada uno de sus elementos.
Recordemos que el vector mensaje del gráfico, por razones de comodidad y claridad, expresa el flujo del Emisor al Perceptor, pero que en una auténtica "Relación de Comunicación" todo Emisor puede ser Perceptor, todo Perceptor puede ser Emisor, en condiciones de reciprocidad igualitaria o en "relación biunívoca". Sólo en una pura "Relación de Información" (relación causal) o en una relación potencialmente comunicacional pero de hecho informativa, el Emisor es siempre y sólo Emisor, y el Perceptor siempre y sólo Perceptor. Debe evitarse, pues, la tentación de interpretar el cuadro I (pág. 54) con criterios conductistas, como si el mensaje fuera concebible a manera de estímulo suscitador de una respuesta. Sólo en la mera "relación de información" como sabemos, es posible una interpretación mecanicista de esa naturaleza. Evitemos también pensar que las relaciones humanas de comunicación se producen in vitro, según un flujo similar al que vamos a analizar. El cuadro mencionado, una vez más, es una abstracción, útil y diríase que indispensable para comprender un proceso, pues lo presenta en fórmulas puras y sencillas. Pero en ]a realidad cotidiana, no hay comunicación humana que se dé fuera del respectivo contexto social, en que actúan factores confluyentes de la más variada naturaleza que pueden abultar, minimizar o distorsionar uno o varios de los momentos aquí presentados en abstracto. Básicamente, el esquema representa el proceso en sus condiciones ideales-óptimas, cuando en la realidad de nuestros días más de una variable interviniente de tipo económico, político o de otra naturaleza, llega a degradar la relación, convirtiendo el mensaje en información-orden y al perceptor en un ente causado o condicionado a la respuesta estandardizada.
2.5.1. EMISOR
Se entiende por EMISOR el productor de mensajes humanos destinados a uno o "n" perceptores. Su función básica consiste en encifrar o codificar en códigos naturales el mensaje a emitir.
Conocida en 2,2; la definición de Canal, Canal natural, y Canal artificial, quedan por definir los códigos naturales y los códigos artificiales.
Código Natural: Es todo sistema de signos auditivos, visuales o táctiles dotados de un suficiente coeficiente semántico, sintáctico o pragmático para constituirse en Lenguaje descifrable o descodificable por el perceptor o "interpretante". Por coeficiente semántico se entiende la relación tendencialmente unívoca entre cada signo y un significado. Por coeficiente sintáctico, la relación tendencialmente unívoca entre signos. Por coeficiente pragmático, la relación tendencialmente unívoca (en el sentido de "no ambigua") entre el mensaje codificado y el Interpretante.
Código Artificial: Es cualquier conjunto de signos o impulsos producidos automática o semiautomáticamente por aparatos recodificadores de un código natural, para facilitar su almacenamiento, transporte, recepción y descodificación a códigos naturales. (Entiéndase por "transcodificación" cualquier proceso de conversión de un código a otro).
Mensaje: Es cualquier unidad o conjunto significante (un solo signo o símbolo puede constituir "mensaje"), enunciado en códigos naturales y/o artificiales, y expresamente elaborado para su emisión o comunicación a un destinatario (del latín missus, enviado). Elaborar mensajes significa pues "expresar-para-otro".
Trátese de códigos naturales o artificiales, es inderogable él criterio siguiente: sólo pueden utilizarse aquellos previa o tácitamente convenidos entre el Emisor y el Perceptor. Un mismo código natural debe ser utilizado por el Emisor para encifrar un mensaje, y ser interpretable por el Perceptor para descifrarlo. Asimismo, un transporte de señales por códigos artificiales debe ser interpretable de tal manera que el descodificador-receptor pueda recibir y descifrar exactamente el tipo de señal utilizado en la fase de envío.
Los idiomas y sus expresiones fonéticas y gráficas, lo dos los lenguajes especiales (señaléticas, simbolismos, códigos cifrados, Braille, etc.), los lenguajes plásticos, musicales y visuales son códigos naturales. (Existen empero códigos naturales de bajo coeficiente semántico, sintáctico o pragmático; por ejemplo, el de ciertas expresiones pictóricas o artísticas en general; el ballet, para el cual aún no se posee un preciso sistema de codificación escrita como para la música, etc.) En cambio, la imagen latente en el bromuro de plata de un negativo, los impulsos eléctricos o electrónicos que almacenan o transportan señales telefónicas, grabadas, radiales, televisadas y de otra naturaleza, son producto de una transcodificación automática de códigos naturales a códigos artificiales.
Respecto de los puntos incluidos en la parte del gráfico reservada a EMISOR:
a) Elección canal natural. Decisión relativa al uso del habla, de la mímica, de otros gestos convenidos o rituales, de símbolos o señales especiales, de expresiones plásticas u otras. (Se hace generalmente en términos de mayor rendimiento, por criterios estéticos o de otra naturaleza).
b) Elección canal artificial. Cuando se necesita un canal artificial intermedio para ampliar la penetración y la audiencia, se elige el más apropiado o asequible.(Aspecto de importancia para educadores. La TV, por ejemplo, resultará eficiente para clases de geografía, pero redundante para cursos de metafísica). Esta elección puede revertir en los aspectos a) y c) y predeterminarlos. En informática, por ejemplo, se sabe que no puede enviarse un cierto mensaje que requiera "n" bits X seg. (un "bit" es la unidad elemental de impulso, consistente en la elección entre O y 1, entre positivo y negativo), si la capacidad del canal es inferior a la requerida. En comunicación humana, la elección del canal artificial (teléfono o correo, prensa o radio, libro o televisión), predetermina también la elección del canal y del código naturales a emplear, por razones obvias e intuitivas.
Elección código natural: de acuerdo a la decisión pre¬via de hablar o pintar, de gesticular o telegrafiar, se producirá la elección del código natural a ello adecuado (ver def. de código natural en párrafos anteriores).
El uso del segmento de código conocido y utilizable. El emisor humano, generalmente, no sabe utilizar la totalidad de los signos que componen un código (ningún hispano-hablante usa todos los vocablos del Diccionario de la Real Academia Española). En términos generales, la cantidad de información y el rendimiento de nuestro mensaje dependerán del que seamos buenos o malos dibujantes, conversadores o escritores. Dicho un poco más específicamente: entre un emisor A que sólo maneja un vocabulario de 256 palabras (¿Cuántos famosos locutores o líderes de opinión no cabrían aquí?) y un Emisor B, que sabe utilizar un vocabulario de 4.096 palabras, el mensaje producido por B será matemáticamente cuatro veces más informador, eficaz, eficiente, pertinente y comprensivo. En realidad, la fórmula sencilla por nosotros empleada: "uso del segmento de código conocido y utilizable", esconde uno de los grandes problemas de la Teoría de la Información, el de la cantidad medible de Información en un mensaje, o Entropía del mensaje (aquí, el término "información" tiene obviamente una connotación distinta a la de 2,4.).
Por Entropía se entiende en Teoría de la Información la incertidumbre o capacidad cuantificable de elección entre signos por parte del emisor. Cuantos más signos puedo elegir de un cierto código para elaborar mi mensaje, más impredecible será para el Perceptor la información recibida, y por eso habrá en el mensaje mismo más cantidad de información (lo ya conocido no informa). En otros términos: Entropía es una medida de la cantidad de información transmitida por un mensaje, y esa cantidad depende de la capacidad de elección entre signos. La Entropía es el logaritmo de base 2 del número de combinaciones permitidas, dado un cierto número de signos.
En la tabla siguiente, el exponente o log. indica la Entropía del mensaje; el producto, el número de signos elegibles para que un mensaje tenga la Entropía indicada:
2"= O 2"= 32 210= 1.024
2'= 2 2"= 64 2"= 2.048
2'= 4 27=128 21S = 4.096
2" = 8 2R = 256 213 = 8.192
24=16 2" = 512 2M-16.384 etc.
Ejemplos:
a) Un emisor que sólo pueda elegir entre un conjunto de 32 vocablos, emitirá un mensaje de Entropía no superior a 5, mientras que si maneja un vocabulario de 16.384 palabras, su entropía será de 14.
b) La computación electrónica reduce todos los impulsos que utiliza al esencial sistema dígito-binario: O (negativo) y 1 (positivo). Un emisor que sólo dispusiera de conjuntos de dos dígitos (los cuales sólo admiten cuatro combinaciones 0-0/0-1/1-0/1-1) produciría mensajes altamente redundantes, y por eso menos informativos, por cuanto la escasez de alternativas en el emisor induce en el perceptor un alto margen de previsibilidad acerca de cuál signo seguirá a cuál. Si en cambio el emisor puede utilizar conjuntos de ocho dígitos (por ejemplo: 00000000/00000001 /00000011/00000111, y así sucesivamente), éstos admiten 256 combinaciones, y la Entropía o imprevisibilidad en el perceptor alcanza justamente el nivel 8. La información es pues, a la vez, la cantidad de imprevisibilidad en el Perceptor acerca de cuál elemento del mensaje seguirá a cuál.
c) Un importante periódico y un pequeño folleto de provincia publican por coincidencia una primera plana idéntica, con las mismas dos grandes noticias a todo relieve.
El primero las eligió de 64 que recibió en sus teletipos; el segundo no tuvo elección, ya que sólo recibió las dos noticias publicadas. ¿Cuál de los dos periódicos informa más? La información dada al lector ese día es de hecho idéntica. En realidad, la primera plana del gran periódico exhibe Entropía 6, y la primera plana del pequeño periódico Entropía O, ya que en el primer caso se eligió entre 64 alternativas, y en el segundo no hubo elección.
Valgan estos tres ejemplos para indicar que no sólo en Informática, la posibilidad de usar segmentos más o menos grandes de un código determina la cantidad de información suministrada por un mensaje. El dominio y uso de códigos más extemos determina siempre un margen de elección más grande en el Emisor, y por eso una mayor cantidad de información confiada al mensaje. Más Ímprevisibilidad, más información; más redundancia, menos información. Los mensajes más redundantes —y por eso más previsibles y descontados— son los que informan menos; podrán dejar huellas (como en el caso del mensaje publicitario), pero su nivel de información se aproxima a 0.
d) Estructuración del mensaje en código: Utilizando las leyes sintácticas, estilísticas o de preceptiva (si se trata de un idioma o código universalmente comprensible), o cualquier otra combinación aceptable o interpretable de signos (ejemplo: en las artes), el emisor da estructura mental al conjunto de signos entresacados del código elegido, hasta conformar su mensaje auditivo, visual o audiovisual.
2.5.2. CANALES
Canal natural aferente: Su función básica consiste en emitir en forma natural y conductual (gesticular, hablar, pintar, crear y exhibir objetos, etc.), el mensaje previa-mente estructurado. Ahora, el mensaje ya no es un producto in mente, sino in re, plasmado en materia o energía, en sonidos o formas de conducta.
Canal artificial emisor (Utilicemos a partir de aquí ei ejemplo del canal Radio). La función principal del canal artificial radio es la de transcodificar, emitir y transportar el mensaje, previamente estructurado y emitido por el canal natural del habla o por otras fuentes de sonido. Este es recibido bajo forma de onda sonora por el primer segmento del aparato radial, el micrófono, y pasado a un segundo elemento de planta que convierte automáticamente cada onda sonora en un tipo de impulso eléctrico. Aquí la onda sonora que correspondía a cada sonido es transcodificada a modulación de amplitud o de frecuencia de una onda hertziana (AM o FM). Ya convertido en modulación de onda, el mensaje es emitido hasta la planta transmisora, donde su señal es debidamente potenciada para que una antena la transporte lo más lejos posible, de acuerdo con ciertas características técnicas, tales como longitud de onda empleada (la más larga es de menor alcance), ganancia de antena {a ángulo menor, más penetración), conductividad del suelo y otras más.
En esta etapa influyen básicamente:
a) La capacidad del canal, en su sentido técnico (n. de bits X seg. que puede transportar con un margen mínimo de error o distorsión);
b) Su alcance, en términos geográficos, poblacionales, socioculturales o de otra naturaleza. (Se dan casos de elección equivocada del canal por su alcance; por ejemplo, porque no es el más indicado para alcanzar el perceptor o público-meta al que el mensaje va destinado).
c) El Ruido. Ruido es cualquier elemento capaz de interferir un canal en trasmisión, alterando los elementos transportados del código e impidiendo una correcta recepción del mensaje (ruidos térmicos, dispersión señal, interferencia de otros canales, por ejemplo)- La tecnología abunda en aparatos y métodos supresores de ruidos (el sistema "dolby" en grabaciones, el uso de FM en lugar de AM, la repetición doble o triple de cada impulso, sobre todo en comunicaciones interespaciales, y otros más)
Por extensión, llamamos "ruido" a cualquier otro elemento interferente de un mensaje. J. D. García Bacca, por ejemplo, ha sugerido que el "tiempo histórico" es una fuente constante y cumulativa de "ruido" que distorsiona el mensaje cultural legado al hombre contemporáneo por las remotas generaciones, y que todo intento de descodificación de un hecho cultural pasado, representa un esfuerzo para eliminar el "ruido" incorporado por épocas, gustos y criterios interpretativos, tendenciosas o falaces.
Canal artificial receptor. Su función básica es captar la señal emitida (en nuestro ejemplo de Radio) en modulación de onda hertziana, mediante una antena adecuada; descodificar lo previamente transcodificado en modulación de onda, y reconstruir el mensaje en su forma emitida por el canal natural eferente (habla, sonido). En el altavoz, parlante o corneta del radio-receptor concluye el desciframiento: la onda eléctrica modulada hace vibrar sus paredes hasta reproducir la onda sonora inicial. El inaudible código de impulsos eléctricos vuelve a convertirse en código natural, listo para ser recibido por el Canal natural aferente o de entrada (el oído), cuya función básica es recibirlo en condiciones ideales. Además de la previa calidad del receptor artificial, intervienen aquí factores naturales (por ejemplo, las condiciones físicas y hasta la edad del perceptor; a partir de la cuarentena, es excepcional captar sonidos que excedan los 15-16.000 ciclos/seg., lo que un adolescente logra con facilidad).
2.5.3. PERCEPTOR
Función esencial del perceptor es descifrar y comprender el mensaje en el código natural que le ha previamente descodificado el perceptor artificial, mediante uso de los sentidos. Esta operación incluye:
a) La elección del canal artificial, esto es, la decisión de "sintonizar" un cierto mensaje (en muchos casos, esta elección no depende del perceptor; por ejemplo, muchos perceptores potenciales no tienen acceso a un medio —radio, prensa o televisión— por razones económicas, políticas o geográficas).
b) La interpretación del código natural en su sentido literal: el Perceptor maneja el mismo código convencional del Emisor y puede interpretar el mensaje. Si éste fluye en códigos desconocidos (idiomas exóticos) o parcialmente incomprensibles (composiciones visuales o sonoras muy abstractas), la interpretación no se cumple o se cumple a medias, impidiendo o dificultando la
c) Comprensión del mensaje que es el verdadero acto de recepción del mensaje, su asimilación por parte del perceptor, la incorporación de la cantidad de información que transporta a las formas del saber ya poseídas por el recipiendario; lo que le habilita eventualmente para la
d) Posible respuesta, en que el otrora perceptor se convierte en Emisor. El diálogo, según suele decirse, viene a ser así un juego dialéctico de "alimentación" y "realimentación" de información: el Perceptor, "alimentado" por la información recibida del Emisor, produce una "realimentación" (o "feedback") del Emisor abora convertido en Perceptor, y así sucesivamente. Pero se trata —es bueno señalarlo— de un lenguaje más propio de la informática, que sólo por vía de metáfora puede ser aplicado a la comunicación humana, debiéndose reservar el término de "realimentación" o "retroalimentación" a la relación causal, de envío de informaciones ordenadoras (donde hay "retroalimentación positiva" en caso de servomecanismos que mantienen el aparato funcionando siempre al máximo de su capacidad, y "retroalimentación negativa" en caso de servomecanismos que mantienen el aparato funcionando dentro de límites discretos y previamente programados; caso del calentador de agua).
Una última observación a nuestro modelo diacrónico de comunicación humana: tal como se ha dicho en repetidas oportunidades (pero resulta muy oportuno recordarlo ahora, tras haber estudiado el esquema) la supresión del segmento "Canales artificiales" no alteraría la esencia del proceso comunicacional. Los canales artificiales, o sea los medios, facilitan enormemente el transporte a distancia del mensaje, multiplican extraordinariamente el alcance del mismo (y por eso dilatan, desde luego, la dimensión sociológica del problema); además, revierten de alguna manera en la elección de los códigos, son manipulables y pueden ser interferidas por ruidos. Pero su presencia y uso no afecta la sustancia de los procesos de comunicación humana; su función subordinada de aparatos es la de expandir la capacidad de los canales naturales de expresión y recepción
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(1)Entendemos por abstracción definitoria el esfuerzo que realiza la mente por aislar, conceptualizar y universalizar los elementos esenciales, generales y distintivos de un objeto o conjunto de objetos —reales o ideales—, descuidando sus aspectos accidentales, individuales o históricos. Como tal, la "abstracción definitoria" es un proceso racional, no intuitivo, destinado a apresar la forma o esencia de algún fenómeno hasta lograr una definición satisfactoria.
(2)Uno de los ejemplos más significativos de esta posición teórica: predeterminación del Medio sobre el Mensaje y sobre el proceso global de Comunicación, lo representa tal vez la obra de Marshall Mac Luhan La Comprensión de los Medios. Conviene familiarizarse con las tesis más divulgadas de este autor (suyo es el célebre aforismo "médium is message"), y tratar de comprenderlas en su exacta dimensión ideológica-conservadora. La tesis de que el medio predetermina fatalmente el mensaje y la relación de comunicación haría de esta última una función dependiente y accesoria del aparato tecnológico —supuestamente dotado de leyes autónomas de funcionamiento— y está destinada a encubrir la dimensión antropológica, social y política del problema. Dados los medios como elemento esencial del proceso, poco importaría —como en efecto afirma este autor— el mensaje que difunden, quien los controla y administra, los efectos que producen. Son las posiciones teóricas de esta naturaleza, producto de falsas abstracciones, las que hacen perder de vista, la dimensión social del problema y sus aspectos más dramáticos y más necesitados de transformación. Toda abstracción por la abstracción, que no esté expresamente destinada a recuperar la dimensión antropológico-social del problema, resulta sospechosa de favorecimiento a intereses ¡deológico -económicos (Véase Cap. IX).
(3)
(4) Todos los conceptos que comúnmente manejan la Sociología y la Teoría de la Comunicación (grupo, sociedad, familia, clan, partido, público, masa, estructura, ciudad, religión, secta, mensaje, información, comunicación, etc.) son evidentemente conceptos o subcategotías de la Relación; son todos ellos conceptos relaciónales.
(*) Pasquali, Antonio (1978): Comprender la comunicación. Caracas. Monte Ávila Editores,C.A.
Estudiantes de los cursos lenguaje y comunicacíon visual y teoría de la información de la UCSAR
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