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martes, 4 de octubre de 2011

Comunicación, ética y responsabilidad en los medios de comunicación masiva

Comunicación, ética y responsabilidad
en los medios de comunicación masiva

Jesús Morales

En nuestras sociedades modernas, lo que en el pasado representaron las plazas, públicas a la hora de debatir acerca de temas concernientes a la comunidad, hoy lo representan los medios de comunicación. De ahí que se habla de que los medios se han convertido hoy en día en las tribunas mediáticas para discurrir sobre cuestiones que acontecen en nuestras comunidades, en nuestros países o que quizás tengan repercusiones a nivel mundial. Ante esta situación, la presencia de los medios es determinante, ya que como es sabido, los medios de información o de comunicación no son inocuos, y que si bien, representan para muchos un especie de ventana al mundo, como fuente imprescindible de información, también son agentes sociales, capaces de influir en la cultura de las personas ( en sus opiniones, gustos, actitudes e, incluso su estilo de vida, en su manera de verse a sí mismos y en su manera de ver el mundo). Ese carácter social que tienen los medios requiere que constantemente se haga un análisis ético acerca del uso que se les da.
Recordemos que, aunque se debe hablar separadamente del proceso de comunicación y del uso que se le da a los medios de comunicación, hablar de la cuestión ética de esta combinación resulta algo casi inseparable.
En las sociedades de hoy en día, hablar de comunicación conlleva a hablar de medios de comunicación. Y para ello tenemos que tener presente que hablar de los medios requiere, como ya dijimos antes, hablar del aspecto ético, no sólo de parte de quienes tienen en mayor o menor grado una responsabilidad en un medio de comunicación específico (Impreso, visual o sonoro), es decir, los profesionales del área, quienes llevan el mensaje, pero esto resulta más complejo, ya que involucra a quienes administran dichos medios o quienes los controlan y determinan la organización, la estructura, las políticas y los contenidos emitidos a través de dichos medios. Situación que incluye por demás a funcionarios públicos y ejecutivos de empresas, miembros de consejos de administración, propietarios, editores y gerentes de emisoras, directores, jefes de redacción, productores, escritores, corresponsales y demás personal técnico que, en su conjunto, le dan vida a esa estructura u organización .
He aquí que para todos estas personas, cuyos roles describimos anteriormente, la cuestión ética es determinante, porque de allí devenga el uso que se le da a los medios de comunicación social, si se usan para el bien o para el mal. Ahora bien, ¿Cómo se da esta situación?
Hablar de medios masivos de comunicación y del uso que se les da en la actualidad, obliga necesariamente, a hablar de educación; hoy día es innegable la presencia que los medios masivos ejercen en las audiencias, sobre todo en las más jóvenes, que se ven cada vez mas influenciadas por lo atractivos, llamativos e interesantes que resultan en ocasiones las informaciones o contenidos que se les presentan a través de los medios. Estos, por su gran influencia, ofrecen a niños y jóvenes una especie de educación que podríamos llamar informal que incluso, en ocasiones consideran más llamativa e interesante que la educación obtenida en la escuela.
Hoy en día, los medios inciden más que nunca en la educación de las nuevas generaciones, moldean gustos y tendencias en públicos de todas las edades e incluso influyen en la manera como el individuo se relaciona consigo mismo, con sus semejantes y a su vez, con el mundo que les rodea.
Mucho se ha hablado de la modernización en todos los aspectos de la vida y particularmente a través de la tecnología. Pensar que “evolucionamos” como seres humanos a partir del uso de tecnologías cada vez más sofisticadas, resulta algo que aparte de ingenuo, es falso, “pues la tecnología no es en sí misma una opción de modernidad, de verdades indiscutibles” (De Oliveira Soares Ismar. “La gestión de la comunicación educativa”. Revista Latinoamericana de Comunicación “Chasqui”. No. 58) y mucho menos de una perspectiva humanista. Recordemos que durante el proceso de comunicación en el que están presentes los medios, debe haber un ser humano al comienzo y al final de dicho proceso, es decir, un ser humano que codifique el mensaje y otro que lo decodifique o lo reciba; el medio es tan solo un aparato que como tal, media el proceso o relación entre estos dos seres humanos.
Cuando se da esa relación, ese proceso, empiezan a aparecer elementos a los cuales le damos significado o importancia, es por ello que valoramos personas, ideas, actividades u objetos, según el significado que tienen para nuestra vida; aparecen pues los valores o las virtudes, que no son otra cosa que las normas de conducta y actitudes según las cuales nos comportamos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto; es decir que de cierta forma regulan mi relación con las demás personas. Los valores o las virtudes no son solo conceptos que aprendemos oralmente o a través de lecturas, tienen necesariamente que llevarse a la práctica.
Sin embargo, el criterio con el que ejercemos o llevamos a la práctica esos valores o esas virtudes varía en el tiempo, a lo largo de la historia; podría depender de lo que una persona dentro de un contexto determinado asuma como sus valores. Aquí empiezan a jugar un papel preponderante las instituciones u organizaciones, que durante ese proceso, permiten que sus integrantes interactúen de manera armónica, influyen en su formación y desarrollo como personas, facilitando el alcanzar objetivos comunes que no serían posibles de manera individual. Allí comienzan a establecerse vínculos, tales como: La solidaridad con el prójimo, la superación de la soledad, la vida armoniosa en comunidad, la búsqueda del bienestar común, entre otros vínculos. Dentro de estas instituciones hoy en día están presentes los medios de comunicación que, como dijimos anteriormente, desempeñan el papel de tribunas mediáticas para discurrir sobre cuestiones que acontecen en nuestras comunidades, o en nuestros países.
Entonces bien, siendo la comunicación un proceso donde debe haber un ser humano al comienzo y al final, pero que, aun estando retirado de las grandes urbes, ese ser humano o individuo no está solo, pertenece a una comunidad, y dentro de esa comunidad deben existir normas compartidas que orienten el comportamiento de sus integrantes. De lo contrario, la comunidad no logra funcionar de manera satisfactoria para la mayoría. He allí que, hoy día, siendo los medios de comunicación elementos determinantes en la manera como el individuo se relaciona consigo mismo, con sus semejantes y a su vez, con el mundo que les rodea, quienes tienen acceso a los medios de comunicación, a través de la información que perciben a través de esos medios, pueden ver fortalecidos o disminuidos sus valores, gracias a la información recibida. Ese individuo puede ver aumentar su empatía y su solidaridad con su prójimo o puede encerrarse, alienado, en un mundo narcisista y aislado de sus seres más próximos.
Por ello es que la ética es fundamental a la hora de abordar un rol o ejercer una responsabilidad frente a un medio de comunicación masiva. De ahí que se hable de La deontología profesional periodística, que no es otra cosa que ese conjunto de normas que regula la actividad periodística, lo cual involucra tanto la moral como las leyes. Concretamente, podríamos decir que La deontología profesional periodística es el conjunto de normas específicas de la profesión que regulan la conciencia profesional de un informador. Están basadas en dos principios básicos: la responsabilidad social y la veracidad informativa. Aquí está contemplado el código de ética del ejercicio periodístico que cada país tiene, de acurdo a la carta magna por la que se rige ese país.
Debido pues a que los medios masivos de comunicación en la sociedad de hoy juegan un papel determinante e influyente como formadores culturales, recordemos que determinan en gran medida nuestras ideas, hábitos y costumbres, y además contribuyen en gran parte a fijar nuestras percepciones, nuestras formas de pensar dentro de nuestra sociedad; los medios contribuyen a establecer la agenda de los asuntos políticos, sociales y económicos que se discuten; pueden servir para crear o a destruir la reputación de una organización, persona o grupo de personas; y también proporcionan información y elementos para que la persona o el público construyan, formen sus opiniones y las difundan. Todo este proceso debe ser examinado con un ojo no solamente crítico, sino también ético por las personas que forman parte de ese proceso de comunicación. Recordemos que los principios y las normas éticas importantes en otros campos se aplican también a la comunicación social, y que, el principio ético fundamental consiste en que la persona humana debe ser respetada en su integridad, además, se debe tomar en cuenta que el hecho de que un individuo o persona busque para sí la realización u obtención de un bien, esta búsqueda o realización de ese bien individual, no puede ni debe realizarse jamás, independientemente del bien común. En relación a esto y para concluir, exponemos un extracto de la exposición de motivos del código de ética del periodista venezolano:
El periodista concibe la libertad de información como un factor de la elevación espiritual, moral y material del hombre. En consecuencia, debe denunciar como fraudulento invocar este principio para justificar intereses mercantiles o sensacionalistas o para convalidar tergiversaciones del mensaje informativo.
Esa libertad estará mejor salvaguardada cuando los periodistas se esfuercen por mantener el sentido más elevado de su responsabilidad profesional, conscientes de su obligación de informar oportuna y verazmente y de buscar siempre la verdad en las explicaciones e interpretaciones de los hechos.
No obstante, estamos conscientes de que una conducta profesional, ajustada a los lineamientos éticos, no es suficiente garantía de una información honesta y veraz. Se hace necesario establecer, por esto, responsabilidades de los propietarios de los medios de comunicación, quienes con frecuencia guían su conducta en busca de objetivos materiales antes que en la prestación de un servicio público(…)

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