La alienación como concepto psico-social
(Extraido del libro: Usos y abusos del concepto alienación de Federico Riu)
(…)Elegimos los siguientes textos de E. Fromm como guía de las reflexiones que nos proponernos presentar en este parágrafo:
-“Se entiende por alienación un tipo de experiencia en la cual la persona se experimenta a sí misma como un extraño”.
-"Es el hecho por el cual el hombre no se experimenta como portador activo de sus propias riquezas y poderes, sino como una cosa empobrecida, dependiente de poderes extraños a él, en los que ha proyectado su sustancia vital”
Preguntamos, con relación a estos textos, ¿Tomar como criterio discriminador del concepto de alienación el supuesto fenómeno psicológico experiencia de la alienación, en el sentido de Fromm, supera los problemas que presenta el criterio antropológico-filosófico?
Depende. Los textos de Fromm son ambiguos porque la supuesta experiencia de la alienación varía su significado según la forma de considerar y precisar el hipotético fenómeno que denota.
Hay, por lo menos, cuatro formas distintas de considerar éste fenómeno: desde el punto de vista psiquiátrico, desde el punto de vista de las teorías de la personalidad, desde el punto de vista de la psicología social empírica, desde el punto de vista de la dialéctica conciencia- autoconciencia.
Desde el punto de vista psiquiátrico, el fenómeno experiencia de la alienación pertenece a la clase de los fenómenos patológicos de la personalidad. Forma parte de las manifestaciones esquizofrénicas v de las Psicosis depresivas. Alude a determinadas formas anormales de autoconciencia y de mismidad. Por ejemplo, la auto contemplación de sí como espectador foráneo, el rechazo del propio yo, etc. Este uso psiquiátrico del concepto queda fuera de nuestros objetivos y no va, a ser consideración.
Otra cosa ocurre en el ámbito de las teorías psicológicas de la personalidad. Desde el punto de vista de estas teorías, el fenómeno experiencia de la alienación denota el hecho de que el sujeto no se experimenta como si mismo, pero esta mismidad que el sujeto no experimenta suele establecerse a partir de una concepción psicológica-humanística de la personalidad, cuya legitimación, a nivel empírico, resulta enormemente problemática.
Fromm
Fromm es un representante calificado de esta corriente personalista. En su obra, ya citada, “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea”, desarrolla la idea de que la sociedad contemporánea es una sociedad enferma. Tras una descripción de ciertas conductas sociales contradictorias, típicas de dicha sociedad, introduce el concepto de “patología social”. Este concepto fue formulado por Freud, en 1930, en su ensayo El malestar en la cultura. Puesto que se trata de un concepto que extiende al campo social el concepto de “neurosis individual”, Freud se dio perfecta cuenta de los inconvenientes teóricos que, acarrea su uso. Mientras que el concepto de “neurosis individual” resulta operativo porque establece una comparación entre la conducta del individuo neurótico y un medio ambiente considerado normal, en el caso dé una sociedad neurótica no existe la posibilidad de efectuar dicha comparación, es decir, no existe un criterio discriminador adecuado para tal diagnóstico. Fromm, sin embargo, cree encontrarlo en el concepto de “salud mental”. Su tesis, opuesta a la del llamado “relativismo sociológico” es que la "salud mental" no consiste en la adecuación del individuo a la sociedad sino en “la adaptación de la sociedad a las necesidades del hombre en función de su aptitud para frenar o favorecer el desarrollo de la salud mental”.
El concepto de “salud mental” presupone, ante todo, la discutible premisa teórica de que existen “criterios universales de salud, válidos para la especie como tal y por los cuales puede juzgarse el estado de salud mental de cualquier sociedad. El conjunto de estos criterios normativos son establecidos por Fromm a partir de un concepto de naturaleza humana que modifica sustancialmente las premisas del psicoanálisis Freudiano. “Freud-nos dice Fromm- buscando las fuerzas básicas que motivan las pasiones y los deseos humanos, creyó haberlos encontrado en la libido. Pero aunque el impulso sexual y todas sus derivaciones son muy poderosos, no son de ningún modo las fuerzas más poderosas que actúan en el hombre, y su frustración no es causa de perturbaciones mentales. Las fuerzas más poderosas que motivan la conducta del hombre nacen de las condiciones de su existencia, de la “situación humana”.
La “situación humana”, de la que surgen determinadas necesidades fundamentales, así como la exigencia imperiosa de satisfacerlas, es la consecuencia de que la aparición del hombre constituye “una anomalía de la naturaleza, un capricho del universo. Mientras el animal se halla perfectamente adaptado a la naturaleza hombre la trasciende y se convierte en un ser desvalido, sin casa propia, obligado a fabricarse una artificial que le aporte la seguridad perdida. “La evolución del hombre-señala Fromm- se basa en el hecho su patria originaria, la naturaleza, y qué regresar a ella, no podrá ser nunca un animal. No hay más que un camino que pueda seguir: salir por completo de su patria natural y encontrar una nueva patria, creada por él, haciendo del mundo un mundo humano y haciéndose él verdaderamente humano"
Esta nueva patria, es decir, el mundo social sólo llegará a ser un sustituto de la patria originaria y perdida, cuando el hombre logre crear una sociedad que dé plena satisfacción a las necesidades profundas que experimenta como resultado de su condición humana radical. Tales necesidades, según Fromm, son las siguientes:
a) Relación contra narcisismo. Es la necesidad de establecer vínculos solidarios con el prójimo, de amar, para superar la soledad de su ser sustraído de la naturaleza.
b) Trascendencia. Creatividad contra destrucción. Es la necesidad de trascenderse, mediante la creación, del estado de criatura desvalida y pasiva.
c) Arraigo, Fraternidad contra incesto. Es la necesidad de sustituir las raíces naturales perdidas, el vínculo con la madre, por nuevas raíces fraternales con el prójimo.
d) Sentimiento de identidad. Individualidad contra conformidad gregaria. Es la necesidad de afirmar la autoconciencia y la mismidad contra el anonimato.
e) Necesidad de una estructura que oriente y vincule. Razón contra irracionalidad. Es la necesidad que experimenta el hombre, como ente racional, de orientarse intelectualmente en el mundo, mediante un objeto de devoción o de vinculación afectiva.
Un primer problema a discutir con Fromm y su teoría de las necesidades humanas es el que plantea el sociólogo J. Israel en su libro, La alienación, de Marx a la sociología contemporánea. Israel se pregunta: “¿Se trata de una teoría concerniente a la psicología social, en otros términos, las necesidades definidas por Fromm son necesidades generales? ¿Se las encuentra en toda persona y pueden ser observadas empíricamente ¿Se trata de necesidades cuya existencia se postula? Si se trata de esto, ¡están en la base de una teoría psico-sociológica o participan de un sistema ético-normativo?”.
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